Todo comenzó cuando tenia aproximadamente seis o siete años de edad, yo vivía con mis padres Alex y Teresa a y la pequeño Zoe (mi hermano menor), vivíamos en una pequeña casa en una zona no muy urbana, a pesar de que era una casa pequeña era muy hermosa, en esa casa viví muchos de los mejores momentos de mi vida, pero el que cambio mi vida radicalmente, fue cuando llego mi padre con el regalo mas hermoso que hubiera recibido.
Todavía recuerdo todo perfectamente, era un día hermoso, mi mama preparaba galletas, toda la casa tenia un olor magnifico, yo hacia tarea y Zoe jugaba con el lodo y una que otra lombriz, al terminar mi tarea mi mama me pidio que le ayudara a decorar las galletas con forma del hombre jengibre, quedaron hermosas y con un olor inolvidable.
Al terminar salí a regar las flores que Zoe y yo plantamos para regalarlas a mi madre el día de su cumpleaños faltaban solo cinco días, las flores tenían unos colores extravagantes y muy lindos eran grandes y les faltaba poco por florecer eran naranjas, amarillas, rojas, rosas y lilas.
A lo lejos vi que mi padre venia caminando, pero me di cuenta que no venia solo, lo acompañaba un hermoso caballo de color blanco, corrí hacia mi padre y el grito mira lo que te traje, en ese momento me quede impactada y al llegar a el lo abrace, al caminar de regreso hacia la casa vi que mi madre y mi hermano ya estaban afuera, ellos también se pusieron muy contentas por la llegada del nuevo integrante de la familia.
Ninguno sabíamos que nombre ponerle pero de pronto mi padre sugirió que se llamara Cometa, y no nos pareció nada mal ya que el caballo era blanco y corría como loco.
Pasamos momentos inolvidables con Cometa nos llevaba a donde queríamos y realmente lo amábamos pues era parte de la familia, con el paso de los años mi hermano y yo crecimos yo tenia como quince años y Cometa murió todos nos pusimos tristes pero no olvidamos a nuestra mas hermosa mascota.
Es una historia bastante tierna, muy bien.
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